Era el año 1977, una época donde la idea de la hiper-información,
como llevar un ordenador, cámara de fotos y vídeo, teléfono u
otras cosas más en el bolsillo era todavía ciencia ficción, la
idea que muchos tenían del espacio era gracias a seriales de
televisión y películas de mediano presupuesto.
Mientras, La NASA
lanzaba, desde Cabo Cañaveral, las sondas Vogayer 1 y Vogayer 2,
(curiosamente la primera en ser lanzada fue la Vogayer 2) hacia un
espacio exterior, ¿Su misión? Recabar y enviar información sobre
los gigantes, estos son Júpiter y Saturno, algo que hicieron
honrosamente, aunque no se quedaron ahí, pues también exploraron
Neptuno, Urano y Plutón.
En el año 2012
Vogayer 1 alcanzó el límite exterior de la helioesfera, a 18.000 Km
del sol, su hermana no tardará en seguirla, fue el comienzo de una
despedida, poco a poco las Vogayers se alejaba de nosotros, poco a
poco sus señales eran más incoherentes, ahora La NASA se prepara
para apagar a estas dos hermanas, las cuales partirán hacia las
estrellas, en el sentido más literal de la palabra, con un mensaje
para esos habitantes del cosmos que nadie sabe si existen o no.
Ambas llevan consigo
un disco dorado con información sobre nuestro planeta, canciones,
sonidos naturales, nuestra ubicación en el espacio, con el fin de
que, en algún lugar, en el futuro, alguna civilización desconocida
la encuentre y sepa que no están tan solos en el universo.
Si, es una idea
descabellada, es más un gesto romántico que otra cosa, como lanzar
una botella al mar, a un mar infinito e ignoto.
De las Vogayers nos quedará toda la información que nos enviaron, las enseñanzas, y fotos preciosas del espacio, como la conocida como Un punto azul pálido, que nos muestra nuestra insignificancia en el inmensísimo cosmos. Somos tan diminutos, en un lugar tan infinito, que quizás no tengamos que preocuparnos demasiado por causas que a veces resultan banales, al final La Tierra girará un día más, dejándonos atrás, como estas hermanas del cosmos nos van dejando, para alejarse en busca de lo desconocido.
Quizás, en un
futuro muy lejano, como se suele decir, algún niño entre en un
museo para observar estos extraños aparatos que fueron encontrados
en alguna playa de su planeta y sabrá que no está solo en el
universo, y eso le haga sentir especial.
Feliz viaje y
gracias, Vogayers.
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