Una Luisa Fernanda... peculiar

 

Luisa Fernanda de Federico Moreno Torroba

Adaptación de Davide Livermore para el Teatro de la Zarzuela

28 de enero de 2019.

 


Luisa Fernanda es una zarzuela, comedia lírica en tres actos de Federico Moreno Torroba y libreto de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw Iturralde.

Estrenada en el teatro Calderón de Madrid el 20 de marzo de 1932, cuarta zarzuela de Torroba y primer gran éxito de este zarzuelista, llenó y continúa llenando teatros al ser una obra imprescindible del género, castiza de principio a fin, Luisa Fernanda transcurre en el reinado de Isabel II, momentos previos a la revolución de 1868, donde tiene lugar un triángulo amoroso entre los tres protagonistas.



Se cuenta, a ojo de buen cubero, unas 10.000 representaciones y no solo en España, de esta obra, conocidísima, como hemos dicho, y catalogada como “literatura musical de la historia de España”




Una de las últimas funciones de Luisa Fernanda fue la que le director de escena francés Davide Livermore nos brindó hace tres años en el teatro de la zarzuela de Madrid, dicha representación puso en escena una Luisa Fernanda de tonos grises y con un trasfondo cinematográfico. No son las primera palabras de esta Luisa Fernanda “Mi madre me crió pa´chalequera”, si no ¡Mariana, ahí está el cine!, dejando claro desde un principio el tema de la obra, el cine, en este caso el clásico cine Doré madrileño.

Incesante y quizás poco soportable, cansino, en palabras menos pulcras, fueron esos escenarios giratorios y las proyecciones al fondo del escenario, , que si, un tributo al cine, pero que ensombrecieron a una obra tan magnífica como Luisa Fernanda. Al poco esas imágenes daban la impresión de estar viendo, de fondo, “Documentos Tv”, Informe semanal u otro magazine, el cual distraía del espectáculo principal, reitero esto como crítica principal del montaje, también comentado por José M. Irurzum y Arturo Reverte en breckmesser,com, con quienes coincido a pesar de ser yo un mero aficionado y ellos sendos profesionales.

Y no, no me vale que Mariana interactúa con una luisa Fernanda no presente, si no proyectada en la pantalla del cine cual inteligencia artificial de mercadillo.

Por suerte en “La mazurca de las sombrillas” el coro fue de amarillo, que aunque se diga que de mala suerte aquí se agradeció, y los demás figurantes de tonos claros, además parecía que el operario de foco se despabiló de pronto y nos brindó una escena aceptable de la pieza más conocida de esta obra, aunque le escenario rotatorio y el fondo grisáceo de pájaros resaltaban de más, no me disgustó en exceso, aunque yo sigo prefiriendo una escena campestre y colorida de otras representaciones más clásicas e idílicas cual cuadro de Renoir.

No me gustó nada el trato que se le dio al personaje de “Bizco porras”, un mal clon de Groucho Marx desvergonzado... y de vergüenza ajena, vale un personaje cómico pero ya, rozar lo bufonesco, es otra cosa.



En definitiva, la Luisa Fernanda de Livermore se puede ver, no digo que no, ver y además disfrutar, pero es una adaptación alejada del costumbrismo melancólico del clásico, quizás una versión para los que amen mucho la zarzuela y no sean demasiado puristas.

No me malinterpreten, aplaudo que se siga produciendo espectáculos como este, y que personas como Livermore y su equipo apuesten por la zarzuela, sobre todo en estos tiempos.

Luisa Fernanda de Livermore se representó cuando todavía nos atormentaba la vil pandemia, el 28 de enero de 2021, tuvo ocho funciones, dirigió la orquesta el notable director Miguel Ángel Gómez Martínez y arrancó minutos de aplausos del madrileño Teatro de la zarzuela.

Ahí queda eso.

 

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