el Beethoven más distópico


 

Fidelio es una ópera en dos actos con música de Ludwing Van Beethoven y libreto a cargo de Joseph F. Senneleithner, a partir de un texto original de Jean-Nicolas Bouilly, este texto ya había sido utilizado para otras dos óperas antes de la que nos ocupa aquí, una en 1798 y otra en 1804.

Fue la única ópera de Beethoven compuso, en ella se cuenta como Leonora, disfrazada como guardia de la prisión y bajo el nombre de FIDELIO, rescata a su esposo, Florestan, preso por razones políticas.

Pero la versión que aquí nos ocupa es la de Rapahël Pichon, la cual dirigió y representó en la Ópera Comique de París, con una dirección de escena a cargo de Cyril Testé, esta representación contó con Siobahn Stagg en el papel de Leonor/Fidelio, a Michael Spyres como Florestan, Mari Ericksmoen como Marcelinne y Albert Cohmen como Rocco.

Y como colofón, la orquesta que puso música al acto fue la Orquesta Pygmalion.

Cryril Testé apostó por la única ópera de Beethoven en una nueva versión, propia y nueva, pero que muy nueva, pues se mostró al público una escenografía de tonos fríos, una prisión, efectivamente, pues en esta obra es primordial, y con celdas a un lado y una cancha de baloncesto que hacía las veces de patio carcelario.

Pero el “atrezzo” fueron original son unas pantallas verticales y movibles donde se proyectaban imágenes que una “steadycam” emitía, y si, el camarógrafo aparecía en escena como un ser invisible o una especie de vigilante divino.


Me pareció original esta idea, aunque hubo momentos en que la obra me pareció algo confusa, precisamente por una puesta en escena tan atrevida, y esto es algo que se nota desde el primer dueto hasta, por ejemplo, en el segundo acto  cuando Rocco y Fidelio bajan a las mazmorras de Florestan a cavar la tumba, no cavan nada si no que preparan una camilla y una inyección letal, Nur Hurting fort, nur frisch gegraben, “Sigamos trabajando y acabemos esta tumba”, tal y como reza la canción, queda, sobra decir, sin sentido o a la imaginación del espectador.

Después, en la escena revelación, y  la llegada del ministro es, para mí, la escena más confusa, pues la misma Leonor, ya desvelada su identidad, agarra ella misma la steadycam y apunta acusatoriamente a Pizarro, el villano de la obra, interpretado por Gabor Bretz, todo eso mientras vemos a Florestan atado a la camilla y con los ojos vendados , que sí, que yo entendí eso como metáfora de como los villanos caen, a día de hoy, gracias a la presión popular, las redes sociales y todo ese tema, al menos es lo que yo entendí, pero la escena no deja de ser algo confusa respecto a la obra original o a representaciones más tradicionales de la ópera.


Por otro lado, la escena coral “Oh, qué alegría”, a welche lust, el pasaje más representativo de la obra, me pareció bonita, con los presos y los niños, que a riesgo de suponer supongo serían sus hijos, viéndose a través de la reja… y el acto final de Heil Sei dem tag, “Saludad al día”, y Wer sin holdes weib errugen, “Quien tiene una buena esposa”, es el colofón de la obra y están bien trabajados como lo que deben ser, un buen acto final.

En definitiva, es una versión moderna, atrevida y puede que algo desconcertante, pero sobre todo arriesgada, de Fidelio.

Testé ha querido dar a esta obra un toque “Orweliano”, más acorde a estos tiempos que corren, y yo creo que lo ha conseguido.

Concluyendo, habrá gente que no le guste esta versión de Fidelio, y habrá gente a la que si, a mi no me ha disgustado, la verdad, es un enfoque distinto, claramente intentando actualizar la ópera y ahora voy a la disertación final, a ese tema de actualizar los clásicos, y si es malo o bueno.

Entiendo que haya gente que mantenga que los clásicos no ha de tocarse un pelo para no matar su esencia, y tienen todo el derecho del mundo a opinar eso, pero, por otro lado, no hay que ser muy listo para ver que actualmente la ópera, el teatro o la zarzuela no goza de mucha fama, y eso es una lástima, quizás aquí venga, como salvador del tema, el dicho de “renovarse o morir”, yo creo que no es del todo malo modernizar un poco una obra, eso sí, sin pasarse de rosca, y sobre todo sin cambiar la trama de la obra a tratar.

Aunque, como ocurre con todo, cada cual puede opinar lo que quiera.

 

M. A, Sánchez de la Guía.  20/6/23

 

Fotos de © Stefan Brion

 



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