Tenía miles de
líneas escritas en una hoja
pero ya poco
importa si sentía lo que escribía
tú tienes una
casa con un jardín precioso
en un pueblo
gallego, donde la noche
tan solo es
acompañada por el sonido del mar.
En julio la
niebla baja por las laderas
y todo es
perfecto, a tu esposo le gusta
y a tu madre,
cuando viene a comer los domingos
y a lo que
tienes en tu vientre también le gustará.
Nadie desea
acordarse
de la basura
del día anterior
y tampoco
puedes volver al pasado
como en esa
película de Franka Potente
solamente
miráis hacia delante
porque es lo
único que se hace en estos casos.
Además tenéis
que preparar la habitación
pintándola de
nubes azules y pequeños trenes
que tan solo
su imaginación sabrá a donde van.
Tu esposo puso
música en el viejo tocadiscos
que se
descubrió ante vosotros en el garaje, nada más llegar
y todo fue
valioso y onírico.
Así que puede
coger las horas que escribió
y quemarlas en
la barbacoa del jardín
para
que formen parte del viento y el sol
y
que algo superior a vosotros las recoja
y
juzgue a su dueño conforme estime oportuno
porque
en tu casa solo quedan sonrisas.
16/12/2013
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