Dune, de Denis Villenueve

 



He visto Dune, de Denis Villeneuve, y aquí estoy, dispuesto a escribir mi propia crítica guste a quien guste.

Villeneuve es un director extraño,  se hizo algo famoso con el film La llegada, (Arrival, 2016), la cual es una extraña fábula de ciencia ficción, la cual cosechó bastantes y merecidos premios, pero yo lo conocía de antes, sí, yo me tragué Enemy, (2003), esa adaptación de El hombre duplicado de Saramago en la que Villenueve  se tomó algunas licencias que no acabaron de gustarme, aunque creo que es por mi amor incondicional al genio que fue y será José Saramago.

Desde entonces he seguido con más o menos fidelidad la carrera de Villenueve, cuando hizo Blade Runner 2049 (2017) me quedé encantado, a pesar de algunas críticas, escupidas por personas que habían colocado Blade Runner (1982) en los altares más altos del cine y sentenciaba que nada la podía superar, o por devoradores de palomitas que en realidad buscaban otras “Star Wars”, con naves persiguiéndose y láseres disparando con su mascado sonido de “pium-pium”.

Blade Runner 2049 no pretendía ni sustituir ni superar a la original, o la primera. Es una obra solo para los más sibaritas de la ciencia ficción, si te gusta productos comerciales como Star Wars no vas a disfrutarla, porque tu cerebro ya está domado por la morralla comercial y vacía de Lucas films o Disney.

Pero no estamos aquí para hablar de Blade Runner, sino de Dune, la última película de Villenueve.

Está claro que Denis es un director con pretensiones, y con unas metas altas en lo que respecta a su trabajo, eso no me parece mal, es más, creo que un artista ha de ser pretencioso y ambicioso, sobre todo a la hora de crecer y afrontar nuevos retos.

Villenueve ha orquestado una gran obra con Dune, si, es cierto que hay gente que ni la aguanta, y tampoco aguantó la ya mencionada Blade Runner 2049, pero Dune es una obra notable en lo que respecta a técnicas cinematográficas, la fotografía es preciosa y los diseños de los escenarios, los trajes, (Y destiltrajes)  las naves, todo recuerda a diseños ochenteros como los de las primeras películas de Alien, por ejemplo, a lo mejor a muchos le puede resultar casposo, pero a quienes hemos crecido con ese cine nos da cierta nostalgia, un regusto que nos hace pensar que estamos bien algo que es digno de ver, y lo es.

Cuando me enteré de que Villenueve iba a hacer la adaptación de la novela, al principio desconfié, después pensé que si alguien podía hacerla, ese era Villenueve, sin duda.

Después de verla he podido comprobar que solo ha adaptado la primera mitad del libro Dune, el primero de los 13 que hay de toda la saga literaria, aún así la película es larga, pero no cansa y además deja con ganas de más, yo, que conozco el libro, estoy deseando ver el desenlace de la trama en la película.

En cuanto a los actores, no me han decepcionado, aunque si tengo algunas pegas, es imposible no tenerlas.

Del protagonista, Timothée Chalamet, poco puedo decir porque no lo he visto, o no recuerdo haberlo visto, en otros films, pero lo hace bien, en mi opinión, bien en cierto que el personaje parece un poco “Emo”, pero supongo que este debe seguir el mismo proceso que sigue el Paul Atreides de los libros, convirtiéndose en un líder, o un mesías, conforme crezca.

Jason Momoa es un actor excelente, pero hace el mismo papel que hace en todas las películas, de cachas cabreado y peleón, un badass,  como dicen por ahí, no obstante, da el pego como Duncan Idaho

Oscar Isaac nunca me ha gustado demasiado, aquí nos ofrece un Leto Atreides que mantiene la misma expresión de su cara en toda la película, la misma que tenía en toda la trilogía de Star Wars.

Zendaya es una actriz que la han contratado porque está de moda por el tema de Spiderman, eso es innegable, pero para lo poco que aparecer tampoco lo hace mal, seguramente en las próximas entregas tendrá más protagonismo , veremos qué tal se porta.

Rebecca Fergusson, para mí, realiza la mejor actuación de la película junto con Stellan Skarsgård, que hacen respectivamente de Lady Jessica y el Barón Harkonnen.

Y luego tenemos a Javier Bardem escupiendo en una mesa.


 

Existe una adaptación anterior, dirigida por David Lynch, que es uno de los mejores directores de la historia del cine y que podría ser un maestro perfecto para Villenueve, o quizás Villenueve es el alumno de Lynch, según se mire.

En su día Dune, de David Lynch, fue vapuleada por la crítica y los espectadores, y hoy, hoy es una obra de culto, como suele pasar con muchos trabajos, sean cinematográficos o literarios, que no son lo bastante valorados en su momento.

El Dune de Lynch tuvo muchos problemas, (Aquí un enlacedonde lo explica todo), pero es una producción convincente, aquí si podemos ver el final del libro, y recomiendo encarecidamente que, si ya has visto la última adaptación, veas esta, y que si no has leído la novela, lo hagas, así podrás comparar ambos films y la parte literaria que dio paso a todo, además de comprender la grandeza del universo que Frank Herbert ideó.

Por desgracia, no pudimos ver la primera adaptación que estuvo a punto de hacerse, cuando en los años 70 Alejandro Jodorosky reclutó a genios del cine y las artes en general como Orson Welles, Salvador Dalí, el dibujante Moebius, el grupo de rock Pink Floyd y el artista gráfico H.R. Giger, la mente que nos dio a aquel monstruo de la película Alien, su idea era hacer una adaptación que duraría entre cinco y ocho horas, trabajó en el proyecto durante años, el cual no hacía más que retrasarse, lo que llevó a la productora a acobardarse y cancelarlo todo.

En definitiva, Dune, de Denis Villenueve, no es un film para todos los gustos, pero si para los amantes de la ciencia ficción con sello propio, la que se aleja de clichés espaciales y artefactos vistos una y mil veces en otros sitios.

 



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