Fue hace apenas hace tres día
que la periodista y presentadora Ana Rosa Quintana comunicaba en su programa
matinal que padecía cáncer de mama, ya había superado uno antes y ahora le
tocaba, de nuevo, vivir ese infierno, no obstante, ella se mostraba optimista
ante la noticia.
Inmediatamente las redes
sociales, sobre todo Twitter, se llenaron de mensajes de apoyo hacia la
periodista, algo comprensible, normal, al saber que una mujer debe enfrentarse
a una de las peores cosas que puede ocurrirle como es el cáncer.
No obstante, al mismo tiempo
que los mensajes de apoyo surgían, también lo hacían aquellos que le deseaban
todo el mal posible a la mujer, vomitados por personas de la peor calaña, las
cuales, curiosamente, nunca dan el
nombre y se esconden detrás del anonimato.
No voy a entrar en el tema
político, porque al fin y al cabo no quiero dar publicidad, aunque sea mala,
pero está claro que los odiadores
estaban vinculados a un extremo político, violento y dictatorial, el lector ya
sabrá de quien hablo y con eso sobra.
Ejemplos de esos tuits nauseabundos son numerosos, enunciados
que solo pueden producir asco en la persona que los lee, salvo que esta persona
vaya de ese mismo palo, entonces se sentirán satisfechos e incluso añadirán
gasolina a la ya crecida hoguera del odio.
El tuitero de turno, o simplemente quien estuviera navegando por la
red en aquel momento, se encontraría con perlas como:
“Qué alegría una NAZI menos”
“Pobre cáncer tiene que estar en el
cuerpo de Ana Rosa”
“Ojalá muera”
Estos tweets, recopilados
recientemente en un vídeo del Youtuber InfovVlogger,
dejan en evidencia varias cosas, primero, el nivel de maldad y poca humanidad
que tiene un sector de la sociedad, y segundo, el extraño e incompresible doble
rasero de Twitter.
Este odio “made in spain” no es
nuevo, desde hace ya tiempo, y gracias a las redes sociales, se ha visto en
aumento, en el caso de Ana Rosa Quintana, curiosamente, han sido seguidores en
ciertos políticos los que han enviado los mensajes de odio, cuando esos mismos
políticos han sabido comportarse, pero, en otras ocasiones, ellos mismos han
mostrado su lado más miserable ante personas que no compartían su opinión o,
simplemente, eran mejores que ellos.
Aunque si, algunos de esos
políticos si pudieron mensajes de odio en sus cuentas, borrándolos después,
acto solo digno de un cobarde.
Y es que, a la hora de odiar y
después defenderse, salen las palabras mágica: Libertad de expresión, las cuales, como ya dije en otro de mis
artículos, Sobre la censura sin sentido y la libertad de expresión, solo nos
vale cuando la censura es para el otro, cuando somos nosotros los que blandimos
la espada del insulto, nos acogemos a ella como a Santa Bárbara cuando truena.
Ya lo dije, pero lo repito, hay
cosas que no se pueden decir y aspectos del prójimo que se deben respetar,
dejad eso de la libertad de expresión,
de invenciones modernas para utilizar el insulto a vuestro favor, existen cosas
“sagradas”, y no me refiero solo al tema religioso, que han de ser respetadas
ante todo y por encima de todo.
Y la salud de una persona,
hombre o mujer, periodista, política, cantante o lo que sea, sea quien sea,
haya hecho lo que haya hecho, opine lo que opine o vote a quien vote, es una de
ellas
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