Esta semana la noticia de que la ganadora del premio
planeta, Carmen Mola, es, en
realidad, tres hombres, ha encendido la polémica y el debate, polémica absurda,
en mi opinión, y debate estúpido, pero divertido para quien le guste las
discusiones en redes entre dos sectores opuestos, como quien observa los
documentales de la 2. (Me confieso culpable).
Todo comenzó cuando se anunció la ganadora del Premio planeta, y resultó que la
ganadora, Carmen Mola, la cual lleva ya en su haber varios libros, eran tres
hombres: Antonio Mercero, Jorge Díaz y Agustín Martínez, los tres reconocidos guionistas españoles.
En
pocos días se armó el pisto, para empezar, algunos sectores ideológicos de la
sociedad han puesto el grito en el cielo al saber que tres seres masculinos eran
los autores, por ejemplo, Ana Requena, en eldiario.es, sostiene que: Nosotras haciéndonos pasar por tíos para
que nos tomen en serio y ellos haciéndose pasar por nosotras para ganar un
millón de euros y vender tropecientosmil libros.
Supongo que Requena
opina, opinión que es perfectamente respetable, que las mujeres españolas no
tiene representación en la literatura de su país, podíamos, quizás, mostrarle libros
escritos por mujeres y que son reconocidos en la literatura española, como los
de Ana María Matute, Ángeles Caso o Rosa Regás, por cierto, las tres ganadoras, en su momento, del premio planeta.
También añade que: Ya se sabe que nosotras solo
escribimos novelas románticas, por supuesto a modo de crítica, lo cual es, en
mi opinión, un despropósito y no tiene fundamento ninguno, es más, buenas
escritoras han escrito muchas de las novelas negras y policiacas que existen,
por poner solo algunos ejemplos tenemos a Susan
Hill y Anne Perry, ambas
británicas, las estadounidenses Patricia
Highsmith y Mary Higgins Clark,
las suecas Assa Larsson y Camilla Lackbert y, si nos venimos a España, claros ejemplos
de autoras de novela negra exitosas son Dolores
Redondo, Alicia Jiménez Barlett
o Eva García Saenz de Urturi, las
tres, por cierto, ganadoras también del premio planeta.
Aunque no hace falta centrarnos solo en el género
policiaco, todo el mundo conoce a Laura
Gallego, ¿Verdad?
Por otro lado, ¿Qué tiene de malo que una mujer
escriba novela romántica? ¿Ya sea de época o moderna, ya sea mezclada con
misterio o con otro género?,de acuerdo que hay libros de esta temática que,
sin nombrar a ninguno, dejan mucho que desear, pero quien desee ponerse a
escribir la historia de un romance, está en su derecho, ojo, sea hombre o
mujer, porque ningún género literario es exclusivo de ningún género sexual, el
porqué hay más libros de novela romántica escritos por mujeres es algo que
desconozco, al no considerarme yo un experto ni en psicología ni es sociedad,
ni en nada que pueda dilucidar por qué es así, pero bien es cierto que existen
grandes autoras de novela romántica, ya sea, como he dicho, mezclado con
cualquier otro género, como lo son Megan Maxwell,
Johanna Lindsey o, viniéndonos a
España, Nieves Delgado.
Hay también internautas que califican el tema como una
“estafa” al sentirse engañados, pero los autores que se esconden detrás de
Carmen Mola no han hecho nada malo, ¡No, señores, (y señoras)!, no es ilegal
utilizar un pseudónimo para escribir un libro, puede hacerlo cualquiera, y
varias personas al mismo tiempo, como ha sucedido en este caso, ¿Ejemplos?,
miles, Isak Dinesen, mujer llamada
Karen Blixen, autora de la obra Memorias de África, Samuel Langhorne Clemens no
os dirá nada, pero si los hará Mark
Twain, aunque quizás, el caso más famoso sea el de George Sand, cuya identidad era la de Aurore Dupin.
Ahora, si usted compró los libros de Mola porque
estaban escritos por una mujer, y no por su calidad literaria, es solo problema
suyo, me temo.
Las razones por las que alguien decide usar un alias
a la hora de escribir pueden ser varias, si,si, es cierto que muchas mujeres llegaron a hacerlo
para ser publicadas como hombres, pero estamos hablando de una época
diferente a la que ahora nos ha tocado vivir, porque hoy, una mujer puede
publicar siendo mujer y utilizando su nombre, siempre que la obra sea digna de
publicar, (Aunque existen por ahí tomos infumables y otras lindeces… pero eso es un
tema en el que, al menos hoy, no entraré),
y, como hemos visto, vender millones de copias y ganar premios
literarios
Manuel
Vázquez Montalbán dijo que: “Cuando uno escribe bajo pseudónimo, escribe diferente porque se mete
en la piel de un personaje. Un escritor es un personaje, Kafka es su personaje,
Tabucchi es su personaje… A veces hace falta exagerar eso y buscar un personaje
dentro del cual te sientes diferente, como cuando en un baile de máscaras te
pones una máscara y pasas a ser una persona diferente. De hecho, los
pseudónimos son una máscara”
Ciertamente, es una reflexión a tomar en cuenta,
aunque yo nunca he usado pseudónimo alguno, que no plica, que es una cosa
diferente, a la hora de publicar nada. ¿Por qué? Opino que si alguien quiere
que se lea su obra debe ir con la cara por delante, como quien dice, es tu obra
y sale de ti, y tú eres tú, con tu forma de ser y el nombre que tus padres te
pusieron.
Esto no quita que algún día, por alguna razón, como
han hecho estos caballeros, utilice un pseudónimo, por la razón que sea, porque
yo nunca he dicho aquello de: De esta agua no beberé. Dios me libre.
Como curiosidad, y para ir cerrando, cuando se les
preguntó a los ganadores del planeta por la elección del nombre, su respuesta
fue, cuanto menos curiosa:
"El nombre salió en dos
minutos. Fue como una especie de broma. En un momento salió el nombre de
Carmen, alguien dijo "mola" y así se quedó: Carmen Mola"
Agustín Martínez, uno de los
autores, a Onda Cero.
Conclusión:
La buena literatura no tiene género, sé que parece
una frase que puede encontrarse en alguna cuenta de Instagram del montón, y seguramente lo sea, pero es cierta, la
literatura no tiene género, no lo tiene en ambos sentidos, a la hora de ser
leída y a la hora de ser escrita, un hombre puede disfrutar con la novela
romántica del año, y una mujer puede estremecerse con la narrativa de un
asesino serial o el último de Dean
Koontz, y por otro lado, un hombre, o dos, o tres, pueden crear una
historia de amor que haga vibrar al lector, y una mujer puede escribir una de
las obras más terrorífica que se haya plasmado sobre el papel. (Gracias, Miss Shelley).
Lo importante es continuar disfrutando de la buena
literatura… o la literatura que nos guste, la que nos salga de la librería
leer, y dejar de poner intentar obstáculos a algo tan maravilloso como
disfrutar de una buena historia.
¡Pero si hasta una inteligencia artificial ha
escrito un libro! ¡Vamos hombre!
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